Quien no recuerda "With a little help of my friends? El resto de Beatles insistió en que fuera Ringo el que la cantara como un divertido diálogo que llevó la canción tres veces al número uno. Y es que una parte importante de lo que somos, también en el trabajo, lo debemos a nuestros amigos.
Por lo tanto, no es extraño que McKinsey en un interesante artículo sobre las maneras de retener a los empleados con talento, comente como uno de los valores a tener en cuenta para identificar a los empleados clave de la compañía son sus redes de contactos.
Estas telarañas de conexiones han existido siempre y nadie duda de que son potentes mecanismos de negocio. Últimamente sin embargo, estas redes se han pasado a Internet, y te permiten mantener los vínculos frescos, actualizados y listos para entrar a jugar cuando sea necesario.
Creo firmemente que los contactos de la red social son una mochila inseparable de los nuevos profesionales de talento. Estas redes se construyen con el tiempo, como los buenos amigos. Difícilmente podremos montarlas de la noche al día cuando seamos conscientes de que las necesitamos.
Hasta hace unos meses era habitual recibir peticiones de enlace o de recomendaciones de conocidos que habían perdido el trabajo o que se encontraban en pleno proceso de reconversión. Ahora en cambio forma parte del día a día de muchos profesionales mantener sus redes sociales al día.
Estos ratos a menudo forman parte del tiempo que el profesional se dedica a él mismo, y no del que tiene contratado por la empresa. Fijaos en los horarios en que se mueven las conexiones del Linked-in, por ejemplo, y veréis cuántos profesionales consideran que construirse las redes es un bagaje propio, y no de las compañías para las que trabajan.
Es estrictamente así, ya que una buena red social tiene que ser lo más diversa posible y la riqueza no la encontraréis sólo dentro de la empresa sino también a fuera.
Esta mochila nos acompañará siempre, más allá del futuro que tengamos en una determinada organización. No es un capricho adolescente. Cada vez gana más importancia en nuestro currículo.
Por lo tanto, no es extraño que McKinsey en un interesante artículo sobre las maneras de retener a los empleados con talento, comente como uno de los valores a tener en cuenta para identificar a los empleados clave de la compañía son sus redes de contactos.
Estas telarañas de conexiones han existido siempre y nadie duda de que son potentes mecanismos de negocio. Últimamente sin embargo, estas redes se han pasado a Internet, y te permiten mantener los vínculos frescos, actualizados y listos para entrar a jugar cuando sea necesario.
Creo firmemente que los contactos de la red social son una mochila inseparable de los nuevos profesionales de talento. Estas redes se construyen con el tiempo, como los buenos amigos. Difícilmente podremos montarlas de la noche al día cuando seamos conscientes de que las necesitamos.
Hasta hace unos meses era habitual recibir peticiones de enlace o de recomendaciones de conocidos que habían perdido el trabajo o que se encontraban en pleno proceso de reconversión. Ahora en cambio forma parte del día a día de muchos profesionales mantener sus redes sociales al día.
Estos ratos a menudo forman parte del tiempo que el profesional se dedica a él mismo, y no del que tiene contratado por la empresa. Fijaos en los horarios en que se mueven las conexiones del Linked-in, por ejemplo, y veréis cuántos profesionales consideran que construirse las redes es un bagaje propio, y no de las compañías para las que trabajan.
Es estrictamente así, ya que una buena red social tiene que ser lo más diversa posible y la riqueza no la encontraréis sólo dentro de la empresa sino también a fuera.
Esta mochila nos acompañará siempre, más allá del futuro que tengamos en una determinada organización. No es un capricho adolescente. Cada vez gana más importancia en nuestro currículo.