Con ilusión
Motivación para la acción

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Estamos viviendo una época de cambios y contrastes

Como ya comentamos hace unos meses, estábamos dispuestos a hacer más con menos y nos han tomado la palabra. Unos pocos, los afortunados, mantienen el trabajo a cambio de aumentar esfuerzos, y ven cada día que ni así pueden mantener los rendimientos que habían conseguido en el pasado. Otros, tienen todo el tiempo para aburrirse en la situación en la que se encuentran.

¿Qué podemos hacer, pues, para no caer, unos y otros, en el desánimo?

Dicen los expertos en motivación que hay tres grandes fuerzas que nos mueven a la acción:

La primera, que llaman motivación intrínseca, es la que experimentamos por el mismo placer que nos produce hacer la tarea. Si nos gusta hacer deporte, o leer, o ver una buena película, no es necesario que se nos dé ningún estímulo que nos mueva a hacerlo. Al contrario, vamos a robar todo el tiempo que podamos al resto para dedicarlo a estas tareas.

La segunda, la motivación extrínseca, es la recompensa que recibimos del exterior y nos empuja a hacer una tarea que no quisiéramos hacer. Por tanto, el premio final o la consecuencia de la acción vence la resistencia interna para dedicar nuestro tiempo a otra cosa. El salario está en este grupo.

A estas dos más tradicionales, se le añade una tercera, la motivación trascendente, que quiere expresar la fuerza que para las personas supone satisfacer las necesidades de otros, en general movidos por una serie de valores. Nos hace ser más felices si aportamos algo nuestro a un beneficio común.

Hoy, sin embargo, la motivación intrínseca está cayendo, ya que el nerviosismo actual, la exigencia de resultados, y la baja disponibilidad de recursos hacen que las tareas a realizar diariamente hayan perdido su encanto. 

La motivación extrínseca, también disminuye, ya que los salarios bajan, y la recompensa cuesta cada día más esfuerzo de conseguir.

Sólo nos queda una fuerza para equilibrar nuestro pastel de motivación: la trascendente. Por ejemplo, la de construir un futuro mejor para los nuestros.

Por eso creo que cuando miles o millones de personas se movilizan con ilusión, tienen un potencial para moverse a la acción que nadie puede despreciar..

Precisamente es lo que necesitamos para salir de la crisis, encontrar nuevas fuerzas que nos impulsen hacia adelante..

¡Vamos!

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