Cambiar 2.0
Todos estamos buscando nuestro rol en la revolución de las redes sociales
Todos estamos buscando nuestro rol en la revolución de las redes sociales. Las organizaciones también.
Quedan sin embargo muchas incógnitas aún por resolver que seguramente sólo el tiempo contestará. En el último estudio de McKinsey sobre cómo las tecnologías sociales transformarán las empresas tampoco explica la receta mágica. Tan sólo algunas pistas. Por ejemplo:
  • Las empresas que más utilizan estas tecnologías, tanto interna como externamente, son las que más creen en su poder de transformación. Por tanto, o todavía no se han desencantado, o han podido constatar su potencial.

  • Los beneficios que se obtienen no perduran si no hay detrás un esfuerzo continuado, una apuesta constante por estos medios. No podía ser de otra forma, ya que uno de los potenciales más importantes de las redes sociales es su capacidad de “vivir el momento” y difícilmente podremos alargarlo mucho.

  • Se ponen bajo la etiqueta de tecnologías sociales herramientas que nada tienen que ver. El microblogging, la potencia wiki, los RSS, los blogs o las redes de contactos no son lo mismo.

  • Estas tecnologías se utilizan hoy por hoy más para mirar al futuro (ideas, estrategia, conocer el mercado) que para trabajar el presente (gestión de proyectos, productividad y compensación).

  • Muchos apuestan que potenciarán a la persona de talento, permitiéndole elegir en qué proyectos y con qué personas quiere trabajar.

  • La información fluirá más que ahora, y por tanto la transparencia ganará importancia, al no poder esconderse casi nada.

Aún veo una oportunidad para aquellas empresas que de verdad acierten la utilidad empresarial de esta nueva manera de relacionarse entre personas y grupos.

Las empresas encuestadas opinan que el impacto organizativo acabará afectando a muchos de los procesos de la compañía. Los cambios no son bien recibidos en las organizaciones, ya que algunos prefieren mantener las cosas como están por no poner en peligro su status, o por no moverse de la zona de confort. Por tanto, estas herramientas encontrarán rechazo interno, también.

En un instante, aquellos que no piensen en las herramientas sociales para resolver las necesidades organizativas a afrontar en el día a día de nuestras empresas, nos parecerán tan anticuados como los que todavía nos piden que pongamos un papel por fax.

Observemos, pues, y apliquemos. 

El ensayo y seguramente el error parace el único camino hacia el acierto.
Será divertido.

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