De tractores a compactadores
Es innegable el potencial de determinadas empresas para generar ocupación, crecimiento y prosperidad. Sus proyectos movilizan el tejido empresarial, mucho más allá de las fronteras de la propia compañía, ayudando a crecer a filiales, proveedores y multitud de personas que directa o indirectamente hacen que todo florezca.

Estas compañías, a menudo grandes, de las que se pueden contar con los dedos de las manos en cada país, eran llamadas los tractores económicos, por su capacidad de abonar y hacer florecer los negocios.

Pero ahora los tractores se están convirtiendo en compactadoras. Aplastan sus estructuras en aras de la reducción de costes, y quizás los primeros números que hacen les salen bien. Esperan que todo continuará como los últimos años, y ellos ahorrarán...

Yo cada vez tengo más dudas.
No creo que sean conscientes de la magnitud de la tragedia que les puede suponer dejar de impulsar, como habían hecho en las últimas décadas, los proyectos del país. Nadie lo hará por ellas.
Al final, tienen como clientes a la mayoría de la población, y sin este impulso, la crisis se alargará y cada vez serán menos los clientes que estarán dispuestos a pagar las cuotas de los servicios o el precio de los productos que ofrecen.

O quizás sí que lo han contado y no les importa, ya que sus negocios que actualmente florecen están más allá de los océanos.

En cualquier caso, están dando un mensaje que debemos saber escuchar.
Tendremos que valernos por nosotros mismos.
Ellos han dejado de innovar. Nos lo dejan a nosotros.
Sabremos encontrar el mercado?
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