Todo va bien. Hoy puedes ir a la oficina (Episodio 1)
Your dreams, they're on my back.
Your dreams, are in my head.
- Lost frequencies - In too deep

Eran las 6:10 de la mañana, y las primeras líneas de “In too deep” sonaban en el despertador del iPhone, encima de la mesilla de noche. 

Quizá debería cambiar la alarma, o acabaría odiando la hermosa canción de Lost frequencies. 


Echó un vistazo a la pulsera de la muñeca, todavía dormida, donde sólo la imagen de la cruz azul del sistema público de salud le recordaba que estaba bajo control. 

Deslizó el dedo por encima, y progresivamente la pulsera se iluminó. 


- “Buenos días, Ignasi. Todo bien. Hoy puedes ir a la oficina.” 


La CAT-i, el sistema inteligente de CatSalut, había monitoreado la actividad de Ignasi durante los últimos meses. La temperatura, la presión arterial, el ritmo de sueño, pero sobre todo cualquier síntoma que pudiera aumentar el nivel de alerta sobre la infección viral. Detectaba, por ejemplo, las toses y las comparaba con los patrones Covid. 

Sin embargo, no tenía sentido que fuera un sistema individual. De hecho, que hoy tuviera luz verde para ir a la oficina, quería decir que unas 200 personas estaban bien. Por supuesto, la mujer y los hijos. También, los vecinos del aparcamiento privado. Y las personas con las que se encontraría en la oficina y los círculos de proximidad. 


La pulsera le abría el acceso a las denominadas “zonas seguras”. Su empresa, restaurantes, supermercados, y la mayoría de los comercios se habían adherido a la campaña. Las personas que habían optado por no apuntarse al seguimiento, no tenían acceso. Tras tres confinamientos totales, ya no había quedado más espacio para la confianza. 


La pulsera también detectaba la proximidad de algún cuerpo, y si no estaba identificado avisaba al propietario de que estaba en riesgo, a tiempo para colocarse la mascarilla. Sin embargo, cada vez era menos habitual, ya que la población había visto que las ventajas de sentirse seguro compensaban la ligera molestia de carretear la pulsera en todas partes. Mejor esto que vivir todo el día con mascarilla, y dudando de si la semana siguiente podría o no salir de casa... Mejor que ver cómo iban cerrando las empresas.


Los accesos por aeropuerto, por tren, por transporte público y privado, eran ya inviables sin pulsera. Las personas que accedían a Catalunya y no estaban en el sistema de salud, disponían del servicio de forma inmediata. Un repaso rápido y un análisis serológico daba paso a la colocación de la pulsera. Por supuesto que otras pulseras de otros países podían convivir con la CAT-i.

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